Que contendáis ardientemente por la fe...

Que contendáis ardientemente por la fe...

El apóstol Judas, hermano de Santiago y, muy posiblemente, hermano de nuestro Señor, vivió sus últimos años en los que el descaro y la herejía estaban impregnando la vida santa y común de la Iglesia. La fe primitiva que él había presenciado desde sus inicios, ahora se hallaba duramente bombardeada, y los agentes secretos del maligno habían posesionado la bandera del mal entre los dirigentes mismos de aquella Iglesia de fines de siglo.

Aquella Iglesia qué vio nacer después de la Resurrección, aquella Iglesia fortalecida en Pentecostés y aquella Iglesia fiel en las persecuciones descuidó su velar de atalaya y permitió que los rufianes disfrazados, aquellos lobos vestidos de ovejas, que no perdonan el rebaño, convirtieran la Gracia de Dios en un nefasto libertinaje. El mal que atacaba a los creyentes no venía de afuera, sino de dentro mismo de sus filas. Los enemigos eran los de la propia casa, y los pequeñitos estaban siendo confundidos por el veneno del error premeditado y la ideología anti bíblica.

Por eso Judas, en su profundo amor por el Salvador, y celo por el Evangelio esgrime la profunda exclamación en un grito de guerra para despertar a los dormidos, pero verdaderos, creyentes: “Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”

Ese es nuestra labor hoy. ¡Qué los creyentes se levanten a pelear por aquella fe que fue dada en el Calvario! Que los verdaderos discípulos se vistan de las armas de la luz, las cuales no son carnales sino llenas de poder celestial, y se propongan a derribar las fortalezas del enemigo, echando a tierra todo argumento que se levante contra el Evangelio y llevando todos los pensamientos cautivos en obediencia a Cristo, pues su Señor va delante de ellos y Él mismo los revestirá de su fuerza poderosa.

Que nosotros seamos el instrumento para despertar a los valientes del Rey, y que un día se nos pueda decir: ¡Bien hecho mi siervo fiel!

Es nuestro deseo decirte: Persevera hermano mío, persevera en la gracia y defiendo el Evangelio. Vívelo aunque te cueste la vida y predícalo aunque te cueste la muerte. Levanta tu voz en el desierto del mundo y prepara la Venida del Señor en este tiempo de escasez de la predicación bíblica. Endereza tus sendas.

La Gracia del Señor y Padre sea con todos ustedes.

Misión Clamor en el Desierto C.I.T.W.

martes, 8 de octubre de 2013

Salmos Personales

V

Voces y Sentimientos contrarios a mí ser.
Día y noche me atacan
Con un solo fin:
Negarte.

No lo quiero hacer, no quiero ceder.
Pero la pregunta que gira alrededor mío
¿Por qué permites esto?

No puedo definir, si es mío o del diablo
Pero lo que si sé es que quiero serte fiel.

Muchas son las situaciones que alimentan el ataque,
Pero es el tiempo de separar:
La decepción que causa el hombre
Y la fidelidad eterna de Dios.

En el mundo tendré aflicción
Pero en Cristo puedo confiar.

Pienso como Jeremías
A veces oro como David
Y deseo lo que pidieron Elías y Job
¿Señor, estás conmigo en esta situación?
¿Me has abandonado?
¿Serás para mí como cosa ilusoria o aguas que no son estables?
¿Por qué naci si deseo la muerte?
¡Quítame la vida porque no soy mejor que mis padres!
¿Por qué me desechas, has apartado de mí tu misericordia?

Señor, mía es esta enfermedad
Pero tu fidelidad es mi remedio.
No quiero claudicar
Seré fiel a mi Padre
No puedo fallar al que me ama con tan grande amor

Primero,
Cruz y Muerte por mí.
Después,
Resurrección y vida eterna.
A más de eso,
La familia que tengo y la que tendré después:
Una princesa que no merezco e hijos que te honraran a Ti y a mí.
Hijos que te amaran a Ti, y también a mí.
Más a Ti, pues yo te amaré más que a ellos.

Sólo puedo decir gracias,
Ayúdame en estas tinieblas.
Guíame a tu camino real y verdadero
A tu propósito
Guíame a la valentía de conquistar mi tierra
Guíame a conquistar a mí amada,
Y a vencerme a mí mismo.

Este no es un salmo convencional,
Es una oración de mi corazón
Y como Jabes te digo:
Oh si medieras bendición,
Si ensancharas mi territorio,
¡Y Tu mano estuviere conmigo para que el mal no me dañe!
Quita de mi la ansiedad y la basura perversión
Llévame a camino eterno y deleitoso
Ayúdame a ver en Ti
Mi porción en esta tierra

¡Pues En Ti Estoy Completo!

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